sábado, 1 de febrero de 2014

ENCONTRAR TRABAJO: TODO UN CAMELLO

¿Por qué carajos no saben decir no?

Como en mi tercer mes en Chile, llegué a una pequeña agencia de noticias, me presenté ante el editor y le eché mi carreta: “Hola soy Francy Uribe, periodista de Colombia, acabo de llegar a Chile, busco una oportunidad laboral, aquí está mi Currículum, bla…bla…bla…..” El tipo me escuchó con atención, hizo algunas preguntas y me dijo que no me olvidaría.

Y así fue, a la hora recibí un mensaje de texto en el que me proponía una entrevista para el siguiente sábado. En ese momento afloraron todas esas pendejadas de satisfacción que uno se repite mentalmente: ese trabajo será mío, lo logré, si se puede….

El día de la prueba llegué con anticipación y el hombre de una vez me sentó frente a un computador para indicarme la lección con la que me evaluaría: el cubrimiento de una rueda de prensa en la que el presidente del Colegio de Profesores, Jaime Gajardo, junto a dirigentes nacionales, entregaba el balance y las resoluciones de la Asamblea Nacional Extraordinaria del Magisterio, en la que se habían revisado temas del gremio y nacionales como el nombramiento de la nueva ministra de Educación Carolina Schmidt. Rápidamente busqué algunos datos, digerí lo que más se pudo y salí disparada para el lugar.

Muy confiada en que ya me conocía muy bien la ciudad, decidí caminar porque el lugar no estaba muy lejos, cuando se iba acercando la hora del evento me tocó correr, luego frenar en seco y aun con la agitación que me cortaba las palabras, preguntar porque ya andaba medio embolatada con la dirección. Finalmente aterricé en una sala vacía en la que conmigo se sumaban tres periodistas para una mesa principal conformada por cinco maestros con cara de desconcierto porque con seguridad,  esperaban un auditorio lleno.

Mientras pensaba un tanto desconcertada en la poca importancia que le dan los  medios de comunicación chilenos a este tipo de eventos, por no decir que los menosprecian, a esos escenarios en los que los maestros, los formadores del presente y futuro definen estrategias educativas para todo un país, trataba de concentrarme en las palabras de un chileno que hablaba de antecedentes que desconocía. Tratando de “pescar todo”, como dicen aquí, tomé apuntes y realicé una pregunta al final de su intervención para no quedar como la reportera boba que va a hacer acto de presencia y luego se copia de las preguntas y respuestas que otros hicieron.

La súper periodista estaba lista para volver a la sala de redacción y hacer la nota con la que empezaría su vida laboral en Chile. Cuidé cada una de las palabras que coloqué en ese texto, traté de aclarar las imprecisiones producto de un contexto que aun me faltaba conocer, en fin. Le entregué al editor la nota realizada y me dijo que se comunicaría conmigo para fijar horarios de trabajo.

Pasaron los días, le escribí un email, un mensaje de texto y jamás obtuve una respuesta del hombre. Esta es la hora en la que me pregunto ¿qué pasó? ¿Por qué no me escribió siquiera para decirme: no Francy, no es lo que buscamos, no nos sirve, no nos gusta su estilo de redacción.

¿Será que no estamos listos para escuchar un no como respuesta y por eso la gente teme decir no? Claro, aun tenía mi visa de turista, ¿será que el hombre no se quería meter en camisa de once varas? Al parecer, eso nunca lo sabré.

Las promesas de una compatriota: ¿me pintaron pajaritos en el aire?

Como sucede muchas veces, la amiga de una amiga de la amiga, me conectó con una colombiana que llevaba más de seis años en Chile. Ella al parecer necesitaba urgente un periodista, así que le envié mi currículum. La mujer respondió rápidamente que mis antecedentes laborales y yo en general “Estaba que ni mandada a hacer para dos pegas que tengo para ofrecerte”, (En Chile le llaman pega al trabajo).

Así que de una le escribí: “listo si es ya, es ya”, y esa misma tarde de lunes estuve en su oficina, lugar al que llegué después de dos horas y media de cruzar la ciudad de Santiago y bajo un fuerte aguacero (evento que no es muy común en la Zona Metropolitana de Chile). Luego de saltar los ríos de las calles, terminé en su oficina con el agua escurriendo y tiritando del frío, pero con toda la energía para escuchar sus propuestas.

La mujer me explicó los trabajos. El primero era el suyo, lo dejaba porque se iba para realizar su proyecto personal. De lo que entendí ella era una trabajadora social que hacía las comunicaciones internas de la empresa y otras actividades, pero rápidamente me dijo que ese  lugar y esas labores no eran para mí, que si me quedaba ahí no iba a surgir, que por mi energía y antecedentes, a ella le gustaría tenerme en su equipo.

Así que me pintó su proyecto. Una organización cultural que traería a Chile la primera muñeca Camila (algo similar a la que existe en Bogotá en la que se enseñan todas las partes del cuerpo) y un cine domo. Productos que se venderían muy bien en los colegios y a precios muy accesibles para que los niños de todos los estratos sociales pudieran disfrutar de semejantes maravillas.

Como estaban empezando, no me podía ofrecer las tareas de asesora de comunicaciones para la difusión del proyecto, pero sí de  vendedora, para que conquistara a los directores de la zona sur de Santiago con las fabulosas diversiones para niños. Además, y lo más importante, me prometió ayudar con el trámite de la visa para dejar de ser turista. Un tema que hablaría con su nuevo jefe y amigo, quien según ella,  no se opondría.

La cuestión es que en Chile está permitido andar como turista por tres meses, si no se abandona el país antes de cumplir ese tiempo, la persona está como ilegal y debe pagar una multa para evitar ser deportado. En mi caso, antes de cumplir ese tiempo decidí cruzar la frontera a la ciudad de Mendoza en Argentina, y de esta manera evitar problemas, lo que en ese momento me había dado otros tres meses de respiro para ubicarme y  logar mi visa de residente. Una situación estresante.

Lo confieso, no tengo alma de vendedora, pero por algún lado había que empezar y necesitaba dejar de ser turista. Así que acepté su propuesta. Esa semana como habíamos acordado, esperé a que me enviara los documentos de su organización y los detalles del proyecto. Jamás llegaron.

Cuando se hizo viernes, unas fotos y un estado en facebook me sorprendieron: a la mujer le habían robado todo en su apartamento. El título: “Este es el mierdero que me dejaron los ladrones”, acompañado de unas fotos que literalmente reflejaban eso, me dejaron sentada. Inmediatamente escribí a su inbox unas palabras de energía y fuerza para aquellos momentos difíciles. Nunca obtuve una respuesta.

Casi dos meses más tarde, a través de la misma red social, publiqué las fotos de un viaje a Punta Arenas en el extremo sur del continente. “En el C.U.L.O. del mundo”, como titulé mi experiencia, mostraba que a pesar de mi dura situación, tenía la oportunidad de conocer este tipo de lugares, todo gracias a la ayuda de mi novio.

La mujer que se había esfumado, de la que me quedé esperando unos documentos, a la que le dije si acepto y cuando quiera empezamos, resucitó con un comentario del que aun no sé qué pensar: ¡Francy! Con razón andabas tan perdida, pues en el culo del mundo quién no. Llámame.

Le respondí: No he estado perdida, ando en mi lucha. Vi sus publicaciones en el facebook sobre el incidente que sufrió, lo lamento mucho y continúo enviándole energía para que recupere las cosas que perdió y su tranquilidad. Comprenderá que no tengo minutos para llamarla, pero si necesita decirme algo, lo puede hacer a través de este medio. Feliz día.

Y hasta el sol de hoy, nada de nada.