sábado, 11 de enero de 2014

¡Esperando sentada para no cansarme!

Después de cinco horas sin parar siquiera parar para tomar agua, terminé de limpiar la casa de una vecina peruana. Olorosa a cloro y detergente, me dije a mi misma: -Si buenas Francy, usted a sus 30 años, con una profesión y seis años de experiencia laboral, ¿tuvo que limpiar una casa para ganarse unos pesos?, ¿Usted que decía que si se iba a otro país no trabajaría en cualquier cosa porque lucharía a toda costa por ubicarse laboralmente en su profesión?

Esa es la realidad desde la que escribo ahora, la de una migrante. Una periodista colombiana loca a la que el destino le señaló Chile como su próximo lugar para vivir. Una mujer que desconocía lo que implica mudarse con tres maletas hacia la dimensión desconocida.

Chile era un país del que me hablaban maravillas cuando estaba en Colombia: su gran crecimiento económico y posibilidades de empleo. Cada que contaba que me iría a explorar del otro lado de las cumbres de los Andes, escuchaba cosas como: usted no se va a varar allá. Eso va a conseguir rápido. Uy Chile, allá está el futuro de Sur América, allá si hay plata.

Y para reforzar el gran futuro que me esperaba, una prima que vive en Santiago desde hace dos años también me dijo: “ay prima, eso tráigase plata para lo de dos meses que aquí se cuadra rápido. Usted se puede ganar los dos millones de pesos chilenos facilito” (ocho millones de pesos colombianos aproximadamente).

Y así numerosos comentarios que auguraban buenos tiempos, y sobre todo, la mejor elección que había hecho en mi vida. Mejor dicho, la cosa pintaba muy bien, sin embargo, diez meses después, ¡aquí estoy esperando sentada para no cansarme!

ENCONTRAR TRABAJO: TODO UN CAMELLO

Lo de encontrar trabajo en Chile ha sido cosa dura y son vivencias que merecen varios párrafos.

En un primer momento, buscaba trabajo con la visa de turista, con lo que justificaba el por qué no me llamaban de ningún lado. Para mis adentros pensaba: Quizá, las empresas no quieren meterse en tanto lío al contratar un extranjero, no conocen las leyes o no las tienen claras, en fin, no se quieren meter en “camisa de once varas”, como decía mi papá.

Después de que en septiembre del 2013 obtuve la visa de residente por un año
(otra historian para contar), y un RUT (el dichoso número de cédula que en Chile pareciera un código de barras que uno se memoriza rápidamente porque lo piden en todos lados), pensé que las cosas serían más fáciles.

En esta transición de turista a residente temporal, han surgido una serie de historias inconclusas con personajes de los cuales aun espero respuestas, o más bien,  trato de explicar sus actuaciones.

Las palabras esperanzadoras que luego saben a nada

Mi currículum Vitae está en más de 10 bolsas de empleo chilenas. Adicional a esto, los tres  primeros meses recorrí literalmente de arriba abajo, de sur a norte y de oriente a occidente las calles de Santiago, dejé  mis antecedentes laborales y reel de presentación en diversos medios de comunicación y empresas. Mejor dicho, me patonié la ciudad. Regresaba a la casa mamada, muerta, pero contenta de buscar, de distribuir mi historial laboral, ¡alguien iba a verlo y me llamaría!

Luego, un colega colombiano me facilitó una base de datos con un amplio listado de editores de medios, algunos periodistas y agencias de comunicaciones. A cada uno le escribí un email un poco al estilo de redacción que utilizan aquí: “Estimado fulanito de tal, junto con saludarlo, le cuento que soy Francy Uribe, periodista colombiana con seis años de experiencia laboral…bla….bla….bla….bla……” bueno, 92 corrreos enviados de los cuales recibí 10 respuestas, algunas de ellas producto de un sistema automático: “Gracias por tu correo, te informo que ya no trabajo para este medio”. Y el resto en los que contestaban: “Gracias por tenernos en cuenta pero en este momento no tenemos vacantes, éxitos en tu búsqueda” y tres de estos con una perla adicional: ¿“Cómo obtuviste mi contacto?. Los 82 restantes, se quedaron mudos. 

Un único correo esperanzador que recibí: “Hola Francy, ví tu trabajo y me interesó mucho, muy bueno ………..” Era editor de uno de los canales más grandes de Chile, rápidamente busqué en internet y el hombre trabajaba haciendo noticias, así que dije: este es! Lo logré!
El corazón se me aceleró y el entusiasmo me inundó, le respondí rápidamente y él correspondió al instante: “no te garantizo nada, pero le pasaré tus antecedentes a las personas que están encargadas de escoger el personal. Yo no decido, pero tengo influencia sobre esas decisiones. Si necesitas otro tipo de ayuda para cosas más domésticas, no dudes en consultarme”.

El único correo de 92, el súper email lleno de respuestas que iban y venían, sentía que mi búsqueda estaba surtiendo efecto. Al igual que muchas cosas en Chile, aun estoy esperando una luz o algo del dichoso editor, por supuesto ¡sentada para no cansarme!.


2 comentarios:

  1. Realidad Total! Felicitaciones por el escrito... seguro esto es su océano azul hay que seguir escribiendo!

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  2. Compañera es cosa de tiempo, yo tardé bastante también y viví experiencias que jamás había pensado tener o repetir, como call centers, camarero... pero bueno persistí, insistí ya hora la coas va bien, así que adelante.

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