Después
de cinco horas sin parar siquiera parar para tomar agua, terminé de limpiar la casa
de una vecina peruana. Olorosa a cloro y detergente, me dije a mi misma: -Si
buenas Francy, usted a sus 30 años, con una profesión y seis años de experiencia
laboral, ¿tuvo que limpiar una casa para ganarse unos pesos?, ¿Usted que decía que
si se iba a otro país no trabajaría en cualquier cosa porque lucharía a toda
costa por ubicarse laboralmente en su profesión?
Esa
es la realidad desde la que escribo ahora, la de una migrante. Una periodista colombiana
loca a la que el destino le señaló Chile como su próximo lugar para vivir. Una
mujer que desconocía lo que implica mudarse con tres maletas hacia la dimensión
desconocida.
Chile
era un país del que me hablaban maravillas cuando estaba en Colombia: su gran
crecimiento económico y posibilidades de empleo. Cada que contaba que me iría a
explorar del otro lado de las cumbres de los Andes, escuchaba cosas como: usted no se va a varar allá. Eso va a conseguir
rápido. Uy Chile, allá está el futuro
de Sur América, allá si hay plata.
Y
para reforzar el gran futuro que me esperaba, una prima que vive en Santiago
desde hace dos años también me dijo: “ay
prima, eso tráigase plata para lo de dos meses que aquí se cuadra rápido. Usted
se puede ganar los dos millones de pesos chilenos facilito” (ocho millones de
pesos colombianos aproximadamente).
Y así
numerosos comentarios que auguraban buenos tiempos, y sobre todo, la mejor
elección que había hecho en mi vida. Mejor dicho, la cosa pintaba muy bien, sin
embargo, diez meses después, ¡aquí estoy esperando sentada para no cansarme!
ENCONTRAR TRABAJO: TODO UN CAMELLO
Lo
de encontrar trabajo en Chile ha sido cosa dura y son vivencias que
merecen varios párrafos.
En
un primer momento, buscaba trabajo con la visa de turista, con lo que
justificaba el por qué no me llamaban de ningún lado. Para mis adentros
pensaba: Quizá, las empresas no quieren meterse en tanto lío al contratar un
extranjero, no conocen las leyes o no las tienen claras, en fin, no se quieren
meter en “camisa de once varas”, como decía mi papá.
Después
de que en septiembre del 2013 obtuve la visa de residente por un año
(otra
historian para contar), y un RUT (el dichoso número de cédula que en Chile
pareciera un código de barras que uno se memoriza rápidamente porque lo piden
en todos lados), pensé que las cosas serían más fáciles.
En
esta transición de turista a residente temporal, han surgido una serie de
historias inconclusas con personajes de los cuales aun espero respuestas, o más
bien, trato de explicar sus actuaciones.
Las palabras esperanzadoras que luego
saben a nada
Mi
currículum Vitae está en más de 10 bolsas de empleo chilenas. Adicional a esto,
los tres primeros meses recorrí literalmente
de arriba abajo, de sur a norte y de oriente a occidente las calles de Santiago,
dejé mis antecedentes laborales y reel
de presentación en diversos medios de comunicación y empresas. Mejor dicho, me
patonié la ciudad. Regresaba a la casa mamada, muerta, pero contenta de buscar,
de distribuir mi historial laboral, ¡alguien iba a verlo y me llamaría!
Luego,
un colega colombiano me facilitó una base de datos con un amplio listado de
editores de medios, algunos periodistas y agencias de comunicaciones. A cada
uno le escribí un email un poco al estilo de redacción que utilizan aquí: “Estimado fulanito de tal, junto con
saludarlo, le cuento que soy Francy Uribe, periodista colombiana con seis años
de experiencia laboral…bla….bla….bla….bla……” bueno, 92 corrreos enviados de
los cuales recibí 10 respuestas, algunas de ellas producto de un sistema automático:
“Gracias por tu correo, te informo que ya
no trabajo para este medio”. Y el resto en los que contestaban: “Gracias por tenernos en cuenta pero en este
momento no tenemos vacantes, éxitos en tu búsqueda” y tres de estos con
una perla adicional: ¿“Cómo obtuviste mi
contacto?. Los 82 restantes, se quedaron mudos.
Un
único correo esperanzador que recibí: “Hola
Francy, ví tu trabajo y me interesó mucho, muy bueno ………..” Era editor de
uno de los canales más grandes de Chile, rápidamente busqué en internet y el hombre
trabajaba haciendo noticias, así que dije: este es! Lo logré!
El
corazón se me aceleró y el entusiasmo me inundó, le respondí rápidamente y él correspondió
al instante: “no te garantizo nada, pero
le pasaré tus antecedentes a las personas que están encargadas de escoger el
personal. Yo no decido, pero tengo influencia sobre esas decisiones. Si
necesitas otro tipo de ayuda para cosas más domésticas, no dudes en consultarme”.
El único
correo de 92, el súper email lleno de respuestas que iban y venían, sentía que
mi búsqueda estaba surtiendo efecto. Al igual que muchas cosas en Chile, aun
estoy esperando una luz o algo del dichoso editor, por supuesto ¡sentada para
no cansarme!.
Realidad Total! Felicitaciones por el escrito... seguro esto es su océano azul hay que seguir escribiendo!
ResponderEliminarCompañera es cosa de tiempo, yo tardé bastante también y viví experiencias que jamás había pensado tener o repetir, como call centers, camarero... pero bueno persistí, insistí ya hora la coas va bien, así que adelante.
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